Si bien, cada pieza de arte que creo, es en sí una reflexión, (análoga comienza o surge y
bienintencionada se desvanece… es el tiempo de atención que puedo darle a las cosas) no
condice con el significado mismo de la palabra.
Me encuentro sola y cómoda frente a la tela, y los pinceles o acrílicos y soy bastante exigente con el contemplar de mis ideas, plasmadas antes de tiempo en el fondo blanco. La obra nace atropellada, torpe.
Casi sin rumbo, aunque sí objetivos, a lo largo de los años las obras han ido complejizando y liberándose de cada cliché que me impuse, de mapas programados o de modelos que no pude seguir y no fueron parte de nada, pero si parte de un proceso completo de evolución, ya sea por la evolución de la obra en sí o por la evolución de las partes, la colorimetría, la plástica que la componen y los planos, creo que sobre todo los planos, fueron modificándose y superándose en cada trabajo año a año, oscilando en la desaparición completa de la espacialidad, hasta la abstracción misma que roza el expresionismo. y ahí es adonde quiero llegar.
A espacios vacíos que surgen para quedar vacios y que otras veces surgen para acompañar
nuevos plenos de color o falsas geometrias. Sobre el color: las paletas simples son las ganadoras, por ser estructurales y de finitud controlada. es mi percepción.