El ser humano es como un papel en blanco que poco a poco va cargando con la angustia de los días... son precisamente mis papeles la memoria de toda mi vida, una vida imperfecta, diseñada una y otra vez, desechada tantas veces y replantada otras tantas. La fragilidad de las figuras, esas que unas veces he rescatado del olvido o de la fallida idea de otra persona y otras que me han acompañado por años, retratan la permanencia de la memoria encarnada en las pieles de sueños incumplidos e ilógicos. Quizás como flores, espirales, el extraño diálogo entre el cielo y la nube, entre el día y la noche o simplemente figuras levitando en la más inevitable abstracción, se manifiestan en ideas y experiencias que se apoderan de ese ojo curioso, ese que, sin temor, lo observa todo sin juzgar.
Javier Ampudia Pacheco