A partir del 11 de septiembre de 2001 la noción de héroe resurgió en gran medida impulsada por la necesidad de reconocer la labor de las personas que sacrificaron su vida o que de manera extraordinaria tuvieron el valor de enfrentar situaciones de peligro. Sin embargo, es importante fijar estos valores no sólo en la persona que emerge como héroe debido a una desgracia o una emergencia nacional o mundial, sino en aquella que día a día sacrifica parte de su vida con el fin de mejorar su realidad y afectar positivamente la de los otros.
En el contexto de la cultura pop, un superhéroe exige que un determinado personaje posea poderes extra humanos para salvar y proteger a sus congéneres. Traducido a la vida cotidiana, un poder extraordinario puede ser, por ejemplo, la capacidad de sobrevivir en condiciones extremas —ya sea laborales o climáticas—, sacrificar hasta la vida para ayudar a los seres queridos, o materializar los sueños de aquellos que lo esperan en casa.
Siguiendo esta idea, el libro La verdadera historia de los superhéroes muestra una serie de 20 fotografías a color de inmigrantes mexicanos y latinoamericanos que desde los Estados Unidos, en particular desde la ciudad de Nueva York, apoyan a sus comunidades y representan una fuerza significativa en el desarrollo económico de sus países de origen y de la nación americana. Los inmigrantes, vestidos como los superhéroes de la cultura popular estadounidense y mexicana, aparecen retratados en su ambiente laboral. Cada imagen se acompaña de un breve texto que incluye el nombre de la persona y de la comunidad de donde proviene, así como la cantidad de dinero que envía a su familia semanalmente. El principal objetivo es rendir homenaje al hombre ordinario que, carente de poder supernatural, logra que su comunidad sobreviva y progrese.