Felipe Pantone (Buenos Aires, 1986) emigró a España con su familia, donde comenzó a hacer grafitis en su adolescencia y estudió bellas artes en Valencia. La caligrafía y la tipografía, fundamentales en el grafiti, fueron la base desde donde desarrolló un lenguaje visual abstracto o geométrico, accesible y democrático, paralelo al discurso tecnológico actual. Su obra conserva la vocación pública del grafiti, vinculado a las comunidades urbanas y a la ciudad.
La abstracción, inicialmente estilística, se dirige a los referentes de un presente lleno de infografías, gráficas y estadísticas que sintetizan realidades complejas en formatos fácilmente accesibles. Pantone reproduce la saturación visual contemporánea, retomando la labor del arte cinético y su investigación de la percepción, fundamentada en teorías actuales de la vista. En este mundo acelerado de producción industrial (luz, color, experiencias visuales), Pantone trastoca el discurso naturalista del arte cinético, devolviendo a la percepción su inserción cultural, reconociendo combinaciones cromáticas como "glitch" o como códigos subyacentes en impresoras.