Rolando Peña

Un día iba caminando por el centro de Caracas, en El Silencio, y vi una especie de cubículo en el que podía entrar, echar unas monedas y hacer una foto: otro gran descubrimiento en mi vida; y el inicio de la serie de Fotomatones. Mi primer Fotomatón es de 1960, una obra precursora dentro del arte contemporáneo, y es una propuesta en la que sigo trabajando hasta hoy. Algunos años después, se me ocurrió mezclar una serie de fotomatones, como collages en diálogo con imágenes de perspectivas. Así surgió mi serie The Seven Vanishing Points. La idea de utilizar la fotografía, como los espejos, ha sido un leitmotiv en toda mi obra.